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Cuando dicen:

Energía asequible y no contaminante

En realidad quieren decir:

Pobreza energética


¿Por qué es esto?

La energía es uno de los factores más importantes en el desarrollo industrial de un país y también una de las industrias que más dinero generan y por eso siempre son multinacionales las que la controlan.

Actualmente, la mayoría de infraestructuras energéticas son de dominio y gestión nacional, lo que supone un obstáculo para aquellos que quieren enriquecerse de ellas y controlarlas a gran escala.

Por esta razón, muy pronto oiremos cada vez más voces reclamando un nuevo sistema energético que «sustituya las viejas y obsoletas infraestructuras» por un sistema energético transnacional, bajo el pretexto de la eficiencia, la sostenibilidad y el «deseo de llevar la energía a todos los rincones del mundo».

En los últimos años, la locura climática ha llevado a promover las llamadas «energías limpias» que no están suficientemente desarrolladas para sustituir a las energías tradicionales, provocando un aumento desorbitado de precios, cortes en los suministros, contaminación paisajística y que muchas personas no puedan acceder a esas fuentes de energía, por no poder costearlas.

Esta llamada «transición ecológica» es una amenaza para el progreso y el bienestar de muchos países, ya que al mismo tiempo se destruyen las fuentes de energía alternativas, como centrales térmicas o nucleares.

Una de las industrias que han llevado al extremo estas políticas son las automovilísticas, empujadas por legislaciones irracionales que esperan eliminar de la circulación a todos los vehículos de combustión en 2035. Como consecuencia, la afluencia de coches eléctricos con autonomía reducida y precios desorbitados, amenaza con dejar sin medio de transporte autónomo a gran parte de la sociedad en poco tiempo.

El aumento de precios en energías como la electricidad, el gas o los combustibles fósiles afectan directamente a las economías familiares y a los pequeños negocios que no pueden asumir el aumento de costes y se ven abocados al cierre.

El aumento del coste de la vida, provocado por una inflación provocada en muchas ocasiones, es un factor de empobrecimiento social, haciendo a los ciudadanos cada vez más dependientes de los subsidios de los estados.

¿Cómo lo harán?

– Promoverán legislaciones que prohíban y graven las energías tradicionales, aun cuando no haya alternativas equivalentes.
– Sustituirán las infraestructuras energéticas nacionales por un modelo centralizado transnacional, que concentre la gestión en pocas manos.
– Penalizarán a los consumidores que no puedan permitirse «energías limpias», limitando su movilidad y aplicándoles sanciones y cargos extraordinarios.
– Prohibirán progresivamente la circulación de vehículos privados, endureciendo cada vez más los requisitos e imponiendo medidas que dificulten y encarezcan la adquisición de estos vehículos.
– Impondrán impuestos abusivos en el consumo de energía, enriqueciéndose a costa de servicios básicos, como la electricidad, el agua o el gas.
– Promoverán las bondades de la pobreza energética en medios de comunicación, como solución al problema climático y como consecuencia de la sobrepoblación, generando un ambiente de crispación contra los que no se adhieran a estos principios.