
Fuente: ABC
Si has leído más de un objetivo te habrás dado cuenta de que hay un elemento que impide a los poderosos llevar a cabo sus planes con la facilidad con la que desearían: este elemento son las fronteras y la soberanía de los países.
Cada país tiene derecho sobre sus recursos, ya sean económicos, industriales o medioambientales y esto es una barrera de protección frente a los que quieren tener el control unificado de estos recursos. Esas diferencias entre los países son las «desigualdades» que hay que reducir.
Por eso todas las soluciones a los aparentes problemas que hay en el mundo se podrían resolver con medidas transnacionales que superen las barreras entre países y que les permitan tener campo abierto al desarrollo de sus planes. De lo contrario es más costoso y más lento tener que lidiar con los obstáculos legislativos, políticos y económicos de cada país.
El globalismo, para triunfar, necesita que todo el poder esté centralizado, que las leyes sean las mismas en todo el mundo, que todos tengan la misma cultura, los mismos valores, y sobre todo, reducir al mínimo la disidencia.
Para ello a nivel social, como hemos visto, es fundamental establecer un conjunto de «valores» globales y una ideología común que sea inyectada en la mente de las personas a través de la educación y del entretenimiento.
A nivel político, la tarea se realiza a través de influir en la elaboración de legislaciones que les sean favorables, ya sea a nivel nacional o, más fácilmente a nivel de organismos supranacionales, como la Unión Europea, la ONU, la OMS, el FMI, que tratan de imponer de forma centralizada las normas que deben adoptar coercitivamente todos los estados miembros.
– Influirán en los gobiernos de los países para aprobar leyes que levanten las restricciones y permitan unificar las normas y los criterios con el resto de países.
– Fomentarán la creación de más organismos supranacionales, que no son votados por los ciudadanos, para facilitar la imposición de estas legislaciones.
– Venderán poco a poco los recursos nacionales a empresas multinacionales que se sirvan de estas legislaciones para gestionar los recursos de forma global.
– Difundirán las supuestas ventajas de estas políticas a los ciudadanos, a través de los medios de información y comunicación para lograr un clima de opinión favorable y reducir las resistencias.
– Influirán en los gobiernos de los países para ir aprobando progresivamente leyes ideológicas contrarias a la dignidad del hombre.
– De nuevo, utilizarán la educación y los medios de información y entretenimiento para cimentar estas ideas en la población general. Por estos mismos medios generarán odio y rechazo hacia los que no se adhieran a estos planteamientos ideológicos.