El teletrabajo abre la puerta a la paranoia de la productividad

José L.: Buenos días.
Clara D.: Buenos días.
…Y así hasta 35 veces nada más empezar la jornada laboral. Son las nueve de la mañana y Alexia D., diseñadora gráfica, teclea el “buenos días” número 36. No se atreve a saltarse el saludo. Ni ella ni nadie. Si lo hiciera el jefe del equipo interpretaría que está ausente, aunque 10 minutos después apareciera fresca y con el trabajo terminado en la reunión que cada mañana pasa revista al estado de los proyectos. Así que “buenos días” no es una fórmula de cortesía, sino el nuevo fichar. Después de la reunión de la mañana, la principal ocupación de Alexia es no dejar su ratón inactivo; en ese caso aparecería otra vez como ausente en Slack (un sistema de mensajería interno para el entorno laboral), y su jefe le mandaría de inmediato un correo electrónico: “¿Todo en orden, Alexia?”.